Skip to content

Jóvenes Líderes para la Transición Justa: diplomacia climática rumbo al 1.5°C

En el marco de la COP30 en Belém, Uno Punto Cinco ONG, CAF –Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe– y aliados regionales convocaron la jornada “Jóvenes Líderes para la Transición Justa: Diplomacia y acción climática rumbo al 1.5°C”, un espacio que reunió a representantes juveniles de distintos países para analizar críticamente la década posterior al Acuerdo de París y proyectar el rol de las juventudes en la arquitectura climática que definirá los próximos años.

La instancia se desarrolló en un momento decisivo: con el mundo encaminado a un calentamiento de 2,6°C, una brecha creciente de financiamiento y la necesidad urgente de que los países presenten sus NDC 3.0 en 2025. En este escenario, el liderazgo juvenil dejó claro que no basta con participar simbólicamente. Lo que se exige hoy es incidencia real, gobernanza compartida y mecanismos estructurados para integrar las voces jóvenes en la toma de decisiones climáticas.

A diez años del Acuerdo de París: ¿qué hemos aprendido?

El primer panel reunió a Gabriel Medeiros (Brasil), Bruno Sirote (Argentina), Ismaela Magliotto (Chile) y Nathalie Gerbasi (CAF), quienes ofrecieron un balance crítico de los avances y limitaciones del multilateralismo climático. La discusión subrayó tres aprendizajes centrales:

  • que los avances logrados desde 2015 siguen siendo insuficientes frente al incremento de emisiones y la debilidad de los compromisos de adaptación,
  • que la gobernanza climática global continúa reproduciendo desigualdades de poder entre Norte y Sur,
  • que la participación juvenil ha avanzado, pero sin mecanismos institucionales que garanticen continuidad, financiamiento ni transferencia de capacidades.

Los panelistas coincidieron en que las juventudes no pueden seguir siendo observadoras externas del sistema climático: deben convertirse en actores capaces de incidir, fiscalizar y proponer nuevos modelos de gobernanza. NDC 3.0: el futuro climático de América Latina

El segundo panel —con Stephany Gavilán (Perú), María Moreno Córdoba (CAF) e Ignacio Orellana Troncoso (Chile), moderado por Rafael Juliá (CAF)— se centró en las oportunidades y desafíos de la actualización de las NDC 3.0 rumbo a 2025.

La conversación abordó herramientas concretas que las juventudes ya están utilizando en sus países: observatorios ciudadanos, plataformas de seguimiento, metodologías de educación transformadora y mecanismos de participación intergeneracional. También se destacó el rol de los saberes locales y territoriales, fundamentales para conectar el nivel comunitario con los compromisos multilaterales.

La discusión fue especialmente relevante para la agenda de Uno Punto Cinco y UNICEF, que impulsa una hoja de ruta regional para integrar a niñeces y juventudes en la planificación, ejecución y monitoreo de las NDC. El mensaje fue inequívoco: sin participación juvenil vinculante, las NDC 3.0 corren el riesgo de repetir la falta de implementación real que caracterizó sus versiones anteriores.

Hacia una nueva diplomacia climática juvenil

A lo largo de la jornada se consolidó una reflexión clave: América Latina necesita una nueva diplomacia climática juvenil. Una diplomacia:

  • bien financiada, para garantizar continuidad y no solo participación episódica,
  • transparente, que incluya a comunidades locales y pueblos indígenas,
  • territorial, conectada con los impactos concretos en los territorios,
  • orientada a justicia climática, donde adaptación, pérdidas y daños y transición energética no repitan lógicas extractivas ni colonialidades.

Los liderazgos jóvenes presentes enfatizaron que el 1.5°C no es un eslogan ni una narrativa: es un límite físico cuya superación amenaza la sobrevivencia de millones de personas en la región. Para alcanzarlo, las juventudes latinoamericanas no solo están exigiendo acción, sino también construyendo herramientas, metodologías y espacios de gobernanza concretos.

Un mensaje desde Belém para la región

Este encuentro confirmó que los próximos años serán definitivos. Las juventudes de América Latina están listas para asumir un rol estratégico en la implementación del Acuerdo de París, en la vigilancia de las NDC 3.0 y en la defensa de una transición energética realmente justa.

Desde Uno Punto Cinco, reafirmamos nuestro compromiso con una gobernanza climática intergeneracional, donde el conocimiento técnico, la experiencia territorial y la participación significativa se unan para construir un futuro resiliente y equitativo.

La diplomacia juvenil latinoamericana ya no es una promesa: es una fuerza en expansión que exige resultados, justicia y acción inmediata.