En el marco de la COP30 en Belém, realizamos el side event “BBNJ y el liderazgo latinoamericano en la gobernanza oceánica global: hacia una Secretaría Técnica con enfoque de acción climática y equidad”, un encuentro destinado a situar al océano en el centro de las discusiones climáticas y a proyectar el papel estratégico que América Latina puede desempeñar en la implementación del Tratado BBNJ.
Este tratado, adoptado en 2023 tras casi dos décadas de negociaciones, constituye uno de los avances más significativos en la historia del derecho internacional ambiental: por primera vez, la biodiversidad marina en áreas fuera de la jurisdicción nacional —dos tercios del océano— cuenta con un marco jurídico para su conservación y uso sostenible. En un contexto donde el calentamiento global afecta ya de forma irreversible a los ecosistemas marinos, la urgencia de su puesta en marcha no es retórica: es un imperativo civilizatorio.
Un panel con voces clave de la diplomacia oceánica global
El evento reunió a referentes internacionales que han sido centrales en el desarrollo y la defensa del tratado:
- Loreley Picourt, Directora Ejecutiva de la Ocean & Climate Platform y punto focal de Océanos para la Marrakech Partnership, abordó cómo el BBNJ se conecta con la arquitectura climática, subrayando la urgencia de integrar océano y clima en todas las decisiones multilaterales.
- Daniel Cáceres, activista juvenil y Representante Regional para América Latina en Sustainable Ocean Alliance, enfatizó la necesidad de fortalecer la participación juvenil y de garantizar que la implementación del tratado incorpore justicia intergeneracional y territorial.
- Janine Coye-Felson, Embajadora Adjunta de Belice ante Naciones Unidas y Co-Presidenta de la Comisión Preparatoria del BBNJ, entregó una visión privilegiada del proceso jurídico-político tras la adopción del tratado y de los elementos críticos para su primera Conferencia de las Partes.
La sesión fue moderada por Ismaela Magliotto Quevedo, de Uno Punto Cinco ONG, quien articuló el diálogo en torno a los desafíos de la gobernanza oceánica en un escenario de cambio climático acelerado.
América Latina ante el desafío: ciencia, justicia y cooperación
El debate se centró en las oportunidades y responsabilidades que emergen para América Latina en esta nueva etapa del tratado. Los panelistas coincidieron en que la región —portadora de una de las mayores reservas de biodiversidad del planeta y con una fuerte dependencia socioeconómica del océano— está llamada a ocupar un liderazgo propositivo en materias como:
- creación de capacidades y transferencia tecnológica;
- financiamiento justo y accesible;
- monitoreo y ciencia participativa;
- participación efectiva de comunidades costeras e indígenas;
- construcción de sistemas de gobernanza accesibles, inclusivos y basados en derechos.
Uno de los puntos destacados de la discusión fue la relevancia de que Chile sea considerado como sede de la futura Secretaría Técnica del BBNJ. Esta posibilidad convertiría al país en un nodo regional y global para la cooperación científica, la transparencia y la implementación del tratado, fortaleciendo además la vinculación entre los compromisos oceánicos y las políticas climáticas nacionales.
Juventudes como puente entre conocimiento y gobernanza
El panel subrayó el papel creciente de las juventudes en la diplomacia internacional. Experiencias como LCOY Chile, las redes de “Youth for the High Seas” y el trabajo de organizaciones latinoamericanas demuestran que la participación juvenil no es simbólica, sino transformadora. Es precisamente a través de estos actores que el BBNJ puede aterrizarse en programas de educación oceánica, monitoreos comunitarios, herramientas de gobernanza local y campañas de incidencia política.
Un llamado a una nueva diplomacia azul
El evento concluyó con un mensaje claro: el océano debe ser reconocido como una pieza central de la acción climática, y su gobernanza requiere instituciones sólidas, ciencia de calidad y una cooperación multilateral genuina. El BBNJ abre una oportunidad histórica para corregir décadas de protección fragmentada del océano y avanzar hacia un régimen global que combine equidad, justicia climática y resguardo efectivo de la biodiversidad.
Desde Uno Punto Cinco reafirmamos nuestro compromiso con fortalecer la diplomacia climática y oceánica desde América Latina, trabajando junto a comunidades, juventudes y organizaciones internacionales para que este tratado no quede en el papel, sino que se traduzca en bienestar para las generaciones presentes y futuras.
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