En los últimos años, la transición energética en Chile ha dejado de ser una promesa para convertirse en una realidad observable. Los techos de nuestro país se están llenando de paneles solares, las empresas cambian su matriz energética y la ciudadanía comienza a tomar un rol más activo en la generación distribuida. Sin embargo, aún persisten grandes desafíos: las emisiones siguen altas y el consumo energético se mantiene en su mayoría dependiente de fuentes no renovables.
En esta serie de gráficos animados, te invitamos a observar cómo han evolucionado distintos indicadores claves del sistema energético chileno: desde el auge del autoconsumo solar hasta el persistente dominio fósil en el consumo total de energía. Es un recorrido visual para reflexionar sobre cuánto hemos avanzado… y lo que aún falta por transformar.
Netbilling en Chile: el agro lidera en capacidad instalada
Desde 2015, la Ley de Netbilling permitió a hogares y empresas instalar sistemas de energía solar para autoconsumo, vendiendo los excedentes a la red. En estos casi diez años, el sector agrícola ha liderado en capacidad instalada (kW), mostrando cómo el sol se ha convertido en un aliado para los campos de Chile.. Esta tendencia refleja el rol activo del mundo rural en la transición energética y su capacidad de adaptación frente a la crisis climática
Hogares solares: el sector residencial lidera en número de instalaciones
Aunque el agro tiene la mayor potencia instalada, es el sector habitacional el que ha realizado más instalaciones de paneles solares en todo Chile. Esto refleja un interés ciudadano creciente por sumarse a la generación limpia, reducir cuentas eléctricas y participar activamente en el cambio energético desde sus propios hogares.
Santiago y Valparaíso: las regiones más solares
A escala regional, destacan dos regiones como líderes en la instalación de sistemas Netbilling: la región Metropolitana y la región de Valparaíso. Esto podría explicarse por una combinación de factores como mayor densidad poblacional, capacidad de inversión y políticas locales que han incentivado la energía solar distribuida.
Desafíos y Oportunidades de la Transición en Chile
Las fuentes renovables crecen, la capacidad instalada solar ya supera al carbón y se diversifican las fuentes limpias. Sin embargo, seguimos consumiendo principalmente energía fósil y el sector energético continúa siendo el mayor emisor de gases de efecto invernadero. ¿Hasta qué punto este cambio está logrando transformar estructuralmente nuestro sistema energético?
La capacidad instalada ya es mayoritariamente renovable
En 2023, Chile alcanzó los 9.061 MW de capacidad solar instalada, superando por primera vez a todas las demás fuentes. La hidroelectricidad sigue en segundo lugar con 7.514 MW, mientras que el carbón y el diésel retroceden en participación relativa. Este cambio marca un hito en la transición energética: hoy es técnicamente posible superar el carbón, si se toman decisiones políticas y regulatorias valientes.
¿Quién se lleva la electricidad?
Aunque la generación se diversifica, el consumo sigue concentrado en sectores intensivos: la minería lidera con 26,2 TWh consumidos en 2018, seguida por la industria y los hogares. Esto deja en evidencia que, para que la transición energética sea justa, no basta con cambiar la fuente: también debemos discutir para qué y para quién se genera la electricidad en Chile.
El consumo energético sigue siendo fósil
A pesar del avance renovable en generación eléctrica, el consumo energético primario en Chile continúa dominado por fuentes no renovables. En el año 2000, el petróleo (122,1 TWh), el gas (69,9 TWh) y el carbón (37,2 TWh) representaban la mayor parte del consumo, con renovables aún marginales. Este rezago energético muestra la urgencia de transformar no solo el sector eléctrico, sino también el transporte, la industria y el uso doméstico del calor.
El sector energético: principal emisor de GEI en Chile
El sector energía fue responsable de 30,8 MtCO₂e en 2017, convirtiéndose en el mayor emisor de gases de efecto invernadero del país. Le siguen el transporte y la construcción. Estos datos refuerzan la necesidad de una transición energética que sea acelerada, multisectorial y con justicia climática como eje central, especialmente si Chile quiere cumplir sus compromisos climáticos internacionales.
Entonces Chile ¿se está volviendo más limpio?
En 2023, por primera vez las energías renovables lideraron la generación eléctrica: la hidroeléctrica (23,9 TWh), solar (16,0 TWh) y eólica (9,9 TWh) marcaron el paso hacia una matriz más limpia. Sin embargo, el gas y el carbón siguen presentes. El desafío es consolidar esta tendencia y descarbonizar de forma estructural, sin dejar a nadie atrás.
La transición energética necesita más que solo tecnología.
Los datos muestran que Chile avanza hacia una transición energética, pero aún no con la profundidad, velocidad ni justicia necesarias. Mientras la capacidad instalada solar crece y las renovables lideran la generación eléctrica, el consumo energético total sigue dominado por combustibles fósiles. La electricidad se concentra en grandes industrias, especialmente la minería, y las emisiones del sector energía continúan siendo las más altas del país.
A esto se suma una deuda histórica con las llamadas zonas de sacrificio: territorios que han generado por décadas la electricidad de Chile a costa de su salud, su ambiente y su bienestar. La transición no puede ser solo un cambio tecnológico; debe ser también un proceso social, territorial y político.
El desafío está sobre la mesa: democratizar la energía, cerrar las termoeléctricas a carbón, distribuir los beneficios del sol, y avanzar hacia un modelo de consumo energético más eficiente y justo. Porque no basta con generar energía limpia si seguimos reproduciendo un modelo desigual y extractivista.
