Acceso a la Energía en América Latina: así se vivió nuestra participación en el Side Event en el SDG Pavilion de la COP30

El 14 de noviembre, Uno Punto Cinco participó en el side event “Energy Access in Latin America: Scaling Inclusive and Just Solutions”, una conversación indispensable sobre cómo garantizar acceso universal a energía sostenible en una región donde más de 17 millones de personas aún carecen de acceso seguro y confiable. La actividad se realizó en el SDG Pavilion y fue organizada por la Red de Jóvenes por la Transición Energética y Hábitat Resiliente (Perú). El encuentro situó el debate sobre acceso energético en el centro de la justicia climática: sin electricidad moderna, asequible y resiliente, no hay desarrollo posible, ni transición energética que pueda considerarse justa .

Diagnóstico: brechas persistentes y una oportunidad de transformación

Aunque América Latina ha avanzado en cobertura eléctrica, el panel coincidió en que el desafío de la “última milla” continúa siendo uno de los mayores obstáculos estructurales. Las comunidades rurales y remotas siguen excluidas de la planificación energética tradicional, en gran parte porque la extensión de redes centralizadas es costosa y técnicamente inviable. Frente a ello, emergen soluciones descentralizadas basadas en energías renovables, financiamiento innovador y modelos comunitarios que están cambiando el mapa energético de la región.

La sesión abrió con palabras de bienvenida de las organizaciones anfitrionas y con un mensaje de OLADE que recordó la urgencia de garantizar acceso energético como condición base para la adaptación, la mitigación y la igualdad.

Un panel que unió comunidad, innovación y cooperación internacional

El panel reunió a representantes de organizaciones internacionales, iniciativas comunitarias y jóvenes emprendedores del sector energético. La discusión giró en torno a tres preguntas clave:

  • ¿Qué modelos están llegando realmente a la última milla?
    Se destacaron sistemas solares comunitarios, microredes híbridas y modelos cooperativos gestionados localmente, que hoy permiten electrificar territorios históricamente postergados.
  • ¿Cómo acelerar la electrificación rural mediante financiamiento inclusivo?
    El debate abordó mecanismos como tarifas escalonadas, fondos de garantías, blended finance y alianzas público–privadas diseñadas para reducir riesgos y escalar soluciones renovables descentralizadas.
  • ¿Qué rol tienen las juventudes en impulsar transiciones locales justas?
    Los jóvenes fueron reconocidos como actores clave para desarrollar tecnologías, emprendimientos y modelos organizacionales que integren sostenibilidad, equidad y participación comunitaria.

Un cierre con visión de futuro

La jornada concluyó con reflexiones del Chief de la División de Energía del BID, quien subrayó la necesidad de ampliar alianzas regionales que permitan escalar soluciones descentralizadas y fortalecer capacidades locales. Se enfatizó que el acceso a energía no es solo una meta técnica, sino un derecho habilitante que sostiene salud, educación, productividad y resiliencia climática.

Un paso más hacia una transición energética verdaderamente inclusiva

Para Uno Punto Cinco, este side event reafirmó que la transición energética latinoamericana solo será justa si se construye desde las comunidades, si incorpora las voces de las juventudes y si se asegura que todas las personas —independientemente de dónde vivan— tengan acceso a energía limpia y asequible. Llevar este debate a la COP30 fue un recordatorio: la justicia climática también es justicia energética, y ambos caminos deben avanzar juntos.

La sociedad civil latinoamericana marca la agenda rumbo a la COP30: justicia climática, financiamiento y acción real

Belém, Brasil. —Representantes de la sociedad civil latinoamericana realizaron una conferencia de prensa donde enfatizaron que esta cumbre, que vuelve a América Latina tras una década, debe ser un punto de inflexión en la legitimidad del multilateralismo y en la implementación efectiva del Acuerdo de París.

En un contexto donde las emisiones globales continúan en aumento y el uso de combustibles fósiles alcanza niveles récord, los expositores recordaron que tanto la Corte Interamericana de Derechos Humanos como la Corte Internacional de Justicia han establecido que la acción climática constituye una obligación legal de los Estados, especialmente para proteger a las poblaciones más vulnerables.

NDCs: Ambición y cumplimiento efectivo

Verónica Mendoza, representante del bloque andino, señaló la urgencia de que las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional (NDCs) estén plenamente alineadas con el límite de 1.5°C y que pasen de ser declaraciones a planes implementables. Además, propuso establecer revisiones anuales y mecanismos de cumplimiento vinculantes, descartando tecnologías de alto impacto socioambiental e incierto aporte a la descarbonización.

Transición Justa y Mecanismo de Acción de Belém

Por su parte, Javier Dávalos destacó la propuesta de crear el Mecanismo de Acción de Belém (BAM), un nuevo arreglo institucional dentro de la CMNUCC para coordinar la implementación de las NDCs y articular la cooperación regional.

 “La transición justa no puede ser extractivista”, advirtió, alertando sobre el riesgo de que la creciente demanda por litio, cobre y otros minerales reproduzca conflictos socioambientales y vulneraciones territoriales en la región. El llamado fue claro: avanzar hacia una salida ordenada, equitativa y socialmente justa de los combustibles fósiles.

Adaptación como prioridad central

Daniel Porcel enfatizó que los impactos climáticos ya están generando pérdidas humanas y territoriales en América Latina. Instó a que la COP30 apruebe de forma urgente la lista global de indicadores de adaptación, paso indispensable para medir avances y canalizar financiamiento a nivel nacional.

Además, propuso triplicar el financiamiento para adaptación antes de 2030, dado que la brecha actual supera los 300.000 millones de dólares anuales, y fortalecer las capacidades locales para implementar planes de adaptación en comunidades y municipios.

Financiamiento climático: obligación legal, no caridad

Finalmente, Nicole Makowski recalcó que el financiamiento climático es una obligación jurídica, no una contribución voluntaria, conforme al Artículo 9.1 del Acuerdo de París. Expresó preocupación por la falta de una meta clara de provisión en la hoja de ruta Bakú–Belém, que debería alcanzar 1,3 billones de dólares.

“Sin un compromiso financiero real, la confianza en el proceso multilateral se erosiona y la transición justa queda en el papel”, afirmó.

Mensaje transversal

La sociedad civil latinoamericana coincidió en que la COP30 debe:

  • Pasar de compromisos declarativos a decisiones implementables.
  • Garantizar participación vinculante de pueblos y comunidades.
  • Asegurar financiamiento público suficiente.
  • Poner la justicia climática en el centro de la transición energética.

En palabras de los organizadores, “esta COP debe demostrar que América Latina no es solo víctima del cambio climático, sino protagonista de las soluciones justas y sostenibles que el mundo necesita.”

Belém, la COP30 y el espejo roto del multilateralismo.

La COP30 no será solo una cumbre climática. Será un examen político para el multilateralismo y la gobernanza global, en torno a la capacidad del mundo de acelerar la implementación de sus acuerdos. Belém do Pará, puerta de entrada a la Amazonía, acoge la conferencia diez años después del Acuerdo de París, en un escenario donde las promesas se agotan y el margen de acción se estrecha. Lo que está en juego ya no es el consenso, sino la credibilidad.

La agenda global sobre cambio climático enfrenta cuatro grandes desafíos: entregar los nuevos planes climáticos nacionales (NDC 3.0) para el período 2031–2035, operacionalizar la nueva meta de financiamiento climático (NCQG), definir indicadores para medir la adaptación y evaluar si el planeta todavía puede limitar el calentamiento global a 1,5 °C dejando atrás los combustibles fósiles, lo cual incluye de por cierto el gas natural.

El problema es que, con el nuevo informe publicado en noviembre de este año con las políticas actuales, el planeta se encamina a un aumento entre 2,3 y 2,8 °C. El primer Balance Global, adoptado en Dubái en 2023, dejó un resultado claro: las emisiones deben caer un 43 % al 2030 y un 60 % al 2035 respecto a 2019, algo incompatible con la inercia política de los países desarrollados y con la falta de medios de implementación en los países en desarrollo. Los incentivos económicos no se han ajustado a un desafío de esta magnitud.

La agenda de Belém estará atravesada por la tensión entre justicia climática y tecnocracia. Desde su declaración inaugural, los países en vías de desarrollo (G77 + China) marcaron una línea clara: sin financiamiento, no hay acción. El bloque de estos países demanda que las economías avanzadas tripliquen sus contribuciones antes de 2030 y cumplan con la recapitalización efectiva de los principales instrumentos financieros. Entre ellos el GEF, el Fondo Verde para el Clima, el Fondo de Adaptación y el nuevo Fondo de Pérdidas y Daños, esto como condición mínima para sostener la credibilidad del marco multilateral de acción climática.

El nuevo mecanismo de financiamiento climático (NCQG), fijado en la COP29 con en un mínimo de USD 300 mil millones anuales hacia 2035, representa un avance respecto a los 100 mil millones acordados en 2009, pero sigue siendo insuficiente frente a las necesidades estimadas, que superan el billón anual. Esto se suma al gran desafío de evitar que la acción climática se convierta en una crisis de deuda. Resulta crítico, ya que según datos de la OCDE, entre 2016 y 2020 el 75 % del financiamiento climático se entregó en forma de préstamos y no de subvenciones, profundizando el endeudamiento de las economías emergentes.

El Acuerdo de París, visto como una gran victoria del multilateralismo, se logró cuando existía cierta armonía que permitía un acuerdo global. Diez años más tarde, el escenario geopolítico se ha vuelto más complejo, dificultando que la acción climática avance según lo esperado. Uno de los elementos clave a preservar en las negociaciones climáticas es el principio de “responsabilidades comunes pero diferenciadas”, especialmente en una conferencia en América Latina. Nuestra región, responsable del 8 % de las emisiones globales de gases de efecto invernadero, es además altamente vulnerable al cambio climático.

América Latina llega a esta COP atrapada entre sus características de ser economías exportadoras de recursos naturales y la urgencia de transformarlas hacia modelos más diversificados. La paradoja es que los países con mayor biodiversidad y potencial de energías renovables son también los más vulnerables a los impactos del cambio climático y a la volatilidad política interna. La región enfrenta riesgos ecológicos crecientes, como pérdida de bosques, degradación de suelos y estrés hídrico, que afectan directamente sectores productivos estratégicos como la agricultura, la pesca y la silvicultura. La dependencia económica de la exportación de materias primas limita la capacidad de invertir en adaptación y transición energética, generando un círculo de vulnerabilidad socioeconómica y ambiental que exige políticas integradas de conservación, transformación productiva y gestión de riesgos climáticos.

Pero el riesgo no es sólo discursivo. En Chile, por ejemplo, esto podría afectarnos especialmente en este periodo electoral. Elegir a un presidente que niegue o relativice la crisis climática tendría consecuencias directas sobre la capacidad del país para cumplir sus compromisos internacionales, atraer financiamiento verde y mantener una diplomacia climática activa. Chile pasaría de ser un actor con credibilidad técnica y liderazgo regional a convertirse en un eslabón débil dentro del bloque latinoamericano.

En un escenario donde el multilateralismo climático depende de la voluntad política de los Estados, una presidencia negacionista podría aislar al país, restringir su acceso a cooperación y financiamiento climático, y minar la confianza de los organismos internacionales. No se trata solo de reputación: está en juego la política pública y el futuro energético del país.El futuro de la acción climática se define tanto en la COP como en las decisiones políticas nacionales. Si Chile u otro país de América Latina elige gobiernos que niegan la ciencia o minimizan la urgencia del cambio climático, ningún encuentro internacional podrá garantizar resultados efectivos. Hoy, el principal desafío es político: decidir si seguimos confiando en un sistema que posterga la justicia y privilegia la retórica, o si desde el Sur construimos una arquitectura de cooperación sólida, capaz de convertir compromisos en acciones concretas y verificables.

“Franja presidencial y el fin del mundo”: por qué hablar de clima es hablar de todo

En su paso por TODO VALE, Felipe Fontecilla llevó el Climate Clock al estudio y puso un punto incómodo —y urgente— sobre la mesa: la crisis climática ya condiciona seguridad, vivienda, salud, educación y economía. En un repaso crítico a las franjas y programas presidenciales, subrayó el retroceso del tema ambiental y llamó a que todas las propuestas —de cualquier sector— sean sensibles al clima. Además, bajó a tierra una palanca concreta: generación distribuida y autoconsumo solar para abaratar la cuenta de la luz y crear empleos verdes.

“Si me vas a hacer una propuesta en seguridad, vivienda o empleo, que sea sensible al clima. Si no, no va a durar.” — F. Fontecilla

5 ideas fuerza del diálogo

  1. El ambiente casi no aparece en la franja: “Hubo más IA que medio ambiente”. En los programas, el tema rara vez supera el 10% de las menciones sustantivas.
  2. Seguridad, vivienda y energía son temas climáticos: proponer aislamiento térmico, zonificación fuera de riesgo, solar en techos y estacionamientos y eficiencia es política pública inteligente, no “adornos verdes”.
  3. Empleos verdes, aquí y ahora: operación de turbinas eólicas, paneles solares, mantenimiento, formación y servicios asociados. Crecimiento sin sacrificar territorios.
  4. El mito de la “desregulación”: los permisos no son un obstáculo per se; mejoran los proyectos y alinean a Chile con estándares internacionales de sostenibilidad (lo que abre mercados).
  5. Riesgos del negacionismo: relativizar ciencia y multilateralismo debilita la capacidad del país para negociar, atraer inversión de calidad y proteger derechos.

¿Por qué importa en Chile (2025–2030)?

  • Eventos extremos más frecuentes e inciertos: tornados inusuales, megaincendios, inundaciones y olas de calor exigen adaptación territorial y planificación urbana.
  • Cuentas de la luz: el autoconsumo con net billing bien implementado reduce costos y descongestiona la red.
  • Competitividad: exportar energía o productos “verdes” exige cumplir estándares; desregular no es sinónimo de crecer.
  • Transición justa: el cierre de termoeléctricas no puede postergarse ni maquillarse como “reconversiones fósiles”.

Mira la entrevista

Puedes ver el episodio completo aquí:

YouTube: (3) Franja presidencial y el fin del mundo | TODO VALE

COP30 en la Amazonía: lo que está en juego

El inicio del programa de Futuro 360 pone el contexto de COP30 en Belém (Amazonía): una cumbre que llega a 10 años del Acuerdo de París con la meta de 1,5 °C prácticamente fuera de alcance y con tres focos de la presidencia anfitriona: fortalecer el multilateralismo, conectar la política climática con la vida cotidiana y acelerar la implementación del Acuerdo de París. Para América Latina, el triángulo crítico será financiamiento, adaptación y transición justa.

En la conversación, Ezio Costa pone el foco en el cambio de tono que propone Brasil para esta cumbre: una COP que conecte la política climática con la vida cotidiana de las personas.
El abogado explica que la presidencia brasileña definió tres objetivos centrales:

  1. Reforzar el multilateralismo en tiempos de polarización.
  2. Aterrizar la crisis climática en la vida diaria —no como una discusión técnica, sino como un desafío al desarrollo y la justicia.
  3. Acelerar la implementación del Acuerdo de París, pasando del diagnóstico a la ejecución.

Costa subraya que el escenario de la Amazonía no es casual: mientras el 17% del bosque ya ha sido deforestado, el planeta se acerca a los puntos de no retorno o tipping points que amenazan la estabilidad climática global. La COP30, advierte, debe ser “una conferencia de acción” donde los países presenten sus NDC actualizadas y asuman la brecha entre sus compromisos y la realidad: “Estamos lejos de los 1,5°C; con las políticas actuales, vamos camino a 2,6 o 3,1°C”.

El programa luego da paso a la voz de Benjamín Carvajal, director de Uno Punto Cinco, quien contextualiza el rol de Chile y de América Latina frente a la crisis global.
En su análisis, Carvajal explica que el valor político de esta COP no está solo en el lugar geográfico, sino en la perspectiva del Sur Global que la impulsa.

“Brasil ha tomado esta COP como una instancia para mostrar que la crisis climática no solo destruye ecosistemas, sino que frena el desarrollo de los países. La pregunta de fondo es cómo las economías, sobre todo las de nuestra región, pueden seguir creciendo dentro de los límites planetarios.”

Carvajal identifica tres ejes prioritarios para la negociación:

  • Financiamiento climático, arrastrado desde la COP29, donde los compromisos de los países desarrollados siguen siendo insuficientes.
  • Adaptación, como la gran deuda pendiente de los mecanismos multilaterales.
  • Transición justa, que debe ser definida con claridad —qué significa, a quién incluye y cómo se financia— para no dejar atrás a comunidades, trabajadores ni territorios.

Además, resalta la posición de Chile como país con una NDC actualizada y basada en ciencia, alineada con la Ley Marco de Cambio Climático. “Chile ha mostrado liderazgo técnico y político, pero su desafío es mantener coherencia interna y traducir la ambición climática en políticas económicas reales”, afirma.

Tanto Ezio Costa como Benjamín Carvajal coinciden en que América Latina tiene una ventaja estructural en el nuevo paradigma energético: abundancia de recursos renovables, biodiversidad y capacidad para generar empleo verde.
Sin embargo, advierten que el riesgo es repetir el modelo extractivista bajo otro nombre. La transición energética debe ser inclusiva, descentralizada y socialmente justa.

“La transición justa no puede ser un eslogan. Debe ser un marco operativo que proteja a quienes hoy dependen de la economía fósil”, puntualiza Carvajal.

En este sentido, Chile y Brasil aparecen como polos complementarios: uno con madurez institucional, el otro con peso político y territorial. Ambos pueden marcar la diferencia si logran articular una voz regional coherente frente a las potencias.

El reportaje cierra con una reflexión doble: mientras los científicos confirman que el planeta ha cruzado su primer punto de inflexión climático catastrófico, la sociedad sigue exigiendo que las decisiones se aceleren.
“Reducir emisiones ya no es solo cuestión de tecnología, sino de tiempo político y voluntad colectiva”, señala el programa.

Esa tensión —entre la velocidad del deterioro y la lentitud de las instituciones— será la gran protagonista de Belém.

Juventudes lanzan libro y plataforma regional para acelerar la transición energética en América Latina y el Caribe

En el marco de la X Semana de la Energía organizada por OLADE, la organización juvenil Uno Punto Cinco lideró el lanzamiento de El libro de la Transición Energética de América Latina y el Caribe y de la Plataforma Transición Energética, dos herramientas inéditas de educación, monitoreo y colaboración regional que buscan impulsar una transición energética justa, inclusiva y basada en evidencia.

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Organizaciones juveniles de América Latina convocan al lanzamiento de El libro de la Transición Energética en Latinoamérica y el Caribe y de la Plataforma Transición Energética

Santiago, Chile, 1 de octubre de 2025. La organización Uno Punto Cinco, en alianza con Latam Lab y OLAGE, realizará el lanzamiento oficial de El libro de la Transición Energética en Latinoamérica y el Caribe y de la Plataforma Transición Energética, una herramienta digital abierta que facilita datos, visualizaciones y recursos para una transición justa y basada en evidencia. La actividad se llevará a cabo el miércoles 1 de octubre, de 18:00 a 20:30 horas, en Fundación Heinrich Böll, Av. Los Leones 877, Providencia, Santiago.

Latinoamérica y el Caribe enfrentan el reto de acelerar una transición energética justa, baja en emisiones y resiliente. El lanzamiento reúne dos herramientas complementarias: El libro de la Transición Energética en LAC—con análisis, casos e insumos educativos para públicos no técnicos— y la Plataforma Transición Energética, que democratiza datos y facilita colaboración para decisiones basadas en evidencia. Es un proyecto regional de articulación que une formación y contenidos para fortalecer la participación informada.


“La transición energética debe hablarse en lenguaje ciudadano y con mirada local. Este libro y la plataforma acercan la evidencia a la toma de decisiones, el trabajo de los medios y el diálogo con redes y organizaciones en los territorios.” — destaca Paz Correa de la ONG Uno Punto Cinco

Conectar datos con acción es clave: la plataforma una herramienta digital diseñada para democratizar información actualizada y facilitar la colaboración. Pone a disposición mapas, bases de datos, artículos, novedades y descargas útiles para investigaciones periodísticas y control ciudadano, mientras que el libro recopila análisis, casos y tendencias sobre la realidad energética regional, con material atractivo e ilustrado, orientado a juventudes y públicos no técnicos, para motivar su participación activa en las transiciones energéticas de la región. Les invitamos a acreditarse y ser parte de este hito que abre información, diálogo y colaboración para una transición energética justa.

Programa 

  • 18:00 – 18:20 Acreditación y bienvenida
  • 18:20 – 18:35 Presentación del libro (claves regionales y para Chile)
  • 18:35 – 18:55 Demo en vivo de la plataforma (data, mapas, descargas)
  • 18:55 – 19:35 Panel: cómo acelerar una transición justa con beneficios locales
  • 19:35 – 20:30 Networking, punto de prensa y coordinación de entrevistas 1:1

Inscripciones (cupos limitados)
Convocatoria abierta con inscripción previa. Formulario de inscripción: 

¿Hablan los programas presidenciales de medioambiente?

El panorama refleja que ningún programa ofrece una estrategia integral y equilibrada frente a la crisis climática. Matthei y Harold presentan los marcos más consistentes, aunque incompletos en biodiversidad y financiamiento. Jara y Parisi aportan dinamismo económico a la discusión, pero con riesgos ambientales no resueltos. En el otro extremo, Artés, Kaiser y Kast muestran visiones que subordinan el medio ambiente a proyectos ideológicos o económicos, debilitando las posibilidades de un desarrollo sostenible de largo plazo. El principal vacío transversal es la ausencia de propuestas robustas sobre biodiversidad, calidad del aire, financiamiento y participación ciudadana, aspectos imprescindibles para responder con seriedad a la crisis climática.

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“Un país con energías limpias pero con la cuenta de la luz más cara de Latinoamérica” Benjamín Carvajal responde en Turno TV, el sentido práctico de la transición energética — desde Uno Punto Cinco

El recién pasado 4 de Septiembre, Turno TV nos dio la oportunidad de llevar a Benjamín Carvajal, Director General de la ONG Uno Punto Cinco a ser entrevistado en su matinal para levantar un asunto de suma importancia: ¿qué dicen las candidaturas presidenciales sobre la transición energética? y traer una conversación que nace desde el dolor de muchas familias chilenas: la cuenta de la luz que no afloja, las casas que pasan frío en invierno y calor en verano, y la sensación de que la “transición energética” aún no toca la puerta del hogar.

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Juventudes contra la desinformación: encuentro en Providencia fortalece la Declaración Nacional sobre Cambio Climático y prepara la participación en la LCOY Chile 2025

Más de 30 jóvenes de la Región Metropolitana se reunieron en Providencia en un encuentro convocado por ONG Uno Punto Cinco y organizaciones colaboradoras, reflexionando sobre cómo el negacionismo y las fake news debilitan la acción climática y proponiendo herramientas para enfrentarlo.

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